Hotel Termas

Hace más de seis siglos, las nueve vertientes que bajan de la montaña eran visitadas por antiguos americanos, en donde calmaban sus fatigas, reponían fuerzas y curaban sus dolores. Ellos las llamaron Aguas de Sol, o Inti Yaco, y descubrieron para la posteridad sus poderes terapeúticos y vigorizantes. Luego, a partir del siglo XIX, las cálidas surgentes fueron estudiadas y se comprobaron sus efectos benéficos y, para muchos, milagrosos. La fama de las aguas llegaron a oídos del doctor español Antonio Palau, quien en 1875 decidió trasladarse desde Tucumán para conocerlas. El descubrió que había más que aguas sulfurosas, según habían descripto el francés Mornrauxa en 1817 y Martín de Moussy en 1855, pues se trataban de nueve tipos distintos de aguas termales.

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